HEILAND NOQUEÓ EN EL 6° ROUND A ÁBALOS

El «Gaucho» refrendó su calidad,
potencia y contundencia y apunta alto

POR QUIQUE RODRÍGUEZ
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GANCHO Y CROSS

MIRÁ LA ABRUPTA Y ESPECTACULAR DEFINICIÓN DEL «GAUCHO»

¡GRACIAS, BETTY MONZÓN!

Necochea (ESPECIAL) – Cumpliendo una actuación de menor a mayor, calentando motores desde el 3°, a pleno, el rionegrino Jorge Sebastián Heiland noqueó en el 6° asalto al varelense Claudio Ábalos y retuvo su regional título Internacional mediano del CMB, sosteniendo su actual 2° puesto en el escalafón ecuménico del citado organismo, al tiempo que se ilusiona para llegar a citas más importantes en 2016, teniendo en su mira a Miguel Cotto-Saúl Álvarez y Gennady Golovkin-David Lemieux, quienes se enfrentarán próximamente. -FOTO: NICOLÁS SAMUILOV, «NOTIFIGHT»-.
En un duelo de zurdo contra zurdo, al «Gaucho» le tomó los dos primeros asaltos en tomarle la mano a un «Chino» que, decidido a no dar el paso atrás, lo sorprendió llevándoselos con contras certeras, rectas y cruzadas, de ambos puños, que fueron más que apenas algunos impactos al cuerpo asestados por el primero.

TEMPRANERO PRINCIPIO DEL FIN

Pero, en el comienzo del 3° con mayor velocidad, decisión, mayor cantidad de variantes, puntería y, especialmente, una innegable superior potencia, Heiland combinó una derecha abajo y un cross zurdo al rostro que se transformaron en el inicio del quiebre del pleito a su favor.
Varias izquierdas a los planos bajos y otras dos «siniestras» cruzadas al mentón marcaron a fuego el final de la citada vuelta.
Dueño absoluto de las acciones, el «Gaucho» se soltó definitivamente en el 4°, cuando amplió su dominio hasta límites insospechados.
Desde el centro del cuadrilátero, el pupilo de Luis Alegre se bancó a pie firme dos izquierdas cruzadas de Ábalos a su rostro -lo último productivo que le dejó hacer al varelense en contraofensiva- y, de allí en más, lo sometió a seguidillas de golpes que fueron minando la resistencia de su adversario.
Cross zurdo a la cara, varios ganchos del mismo puño a la zona hepática, un uppercut diestro arriba y, fundamentalmente, un directo de su mano más poderosa a la quijada, entre otros impactos dignos de mención, se constituyeron en el repertorio del vencedor de Mathew Macklin ante un Ábalos que empezó a sufrir el desgaste del castigo recibido, que ralentizó su andar sobre el ring y que se conformaba con hacer ingentes y desesperados esfuerzos por amarrar.
SE VEÍA VENIR

En el 5°, el radicado en González Catán cocinó a fuego lento una definición que se veía venir y tras cruzar algunas zurdas virulentas, las acompañó con la derecha detrás devastadora, al rostro, cerrando la maniobra.
No conforme con ello, Heiland volcó una diestra que le abrió una herida debajo de la ceja derecha del bonaerense, a quien siguió ajusticiando con un par de ascendentes de izquierda y diestras más una zurda voleada que hizo eclosión en el rostro.
Hasta que en el despertar del 6°, el pigüense por adopción arreció en ofensiva y fue oportuno para concluir una contienda que ya no daba signos de ser tal: tras puntear un par de veces con derecha, llegó un feroz cruzado de izquierda a la sien que derribó pesadamente, hacia atrás, al obnubilado «Chino».
Ábalos tardó mucho en reincorporarse, pareciendo «borracho», por lo que, justificadamente, el árbitro Hernán Guajardo llegó con el conteo fatal hasta el «out».

NOTABLES PROGRESOS TÉCNICOS, TÁCTICOS,

ESTRATÉGICOS Y PSICOLÓGICOS

Pese a la larga inactividad de unos diez meses, Heiland demostró que su fecundo entrenamiento diario lo ayudó a mantenerse elástico, veloz y concentrado para disimular la citada carencia.

Y, tal como le había adelantado en un reportaje previo, «trataré de estar atento y no dejarme enredar en el cuerpo a cuerpo, los amarres y los artilugios de un boxeador como Ábalos especialista en volver loco a cualquiera».

Cumplió a rajatablas «El Gaucho» con esa premisa. ¿Por qué? Debido a que, luego de pagar el precio de no encontrar la medida en los dos capítulos iniciales por el reacomodamiento al estar otra vez sobre un ring, amén de enfrentar a un zurdo como él, un hecho por demás extraño, se enfocó en entrar en salir y entrar, usufructuando su mayor velocidad de piernas y buscando dar el paso atrás y a los costados para zafar de los amarres ajenos sin quedarse en el cuerpo a cuerpo.  -FOTO: HUGO RAMOS-

De esa manera, evitó el desgaste corporal, el roce inútil en el que su rival se sentía como «pez en el agua» y el «chamuyo» en el oído para hacerle la «psicológica» y sacarlo de pelea.

Por otra parte, desde lo técnico, táctico y estratégico, fueron notables los progresos del rionegrino.

No anda a los saltos, flotando en el aire, una postura que le quita poder de fuego a su pegada.

No tira «al bulto». Se enfoca en un objetivo, los distintos sectores de la humanidad de su adversario, y fija su mira en pos de conseguir lastimarlo.

-FOTO ARCHIVO: RUDOLF ARMESTO LARCHER-

Cada golpe asestado tiene un por qué, una continuidad de elaboración, un sentido: a un gancho sigue un cross, como el asestado en el 3° asalto, clave para encontrar los caminos de la victoria.

Tira mayor cantidad de combinaciones y adquirió una notable puntería con mayor efecto devastador. Hay que recordar que Ábalos peleaó contra los mejores y había sido noqueado una sola vez en su larga trayectoria: ante Ezequiel Maderna, en el Sur, allá por 2012, con un estado físico deplorable y combatiendo en supermedianos, claramente, dando ventajas en el peso.

Fundamentalmente, en defensa, «su» talón de Aquiles histórico en el que desde el 20 de marzo de 2009, en Caseros, cuando noqueó a Elvio Figueroa, «Gancho y Cross» viene haciéndole hincapié respecto de este déficit, Heiland, obediente y trabajador con su equipo técnico, se esmeró en corregir, hasta lograr que, frente al propio Ábalos cabecear, rotar su torso, cuello y cintura, hincarse flexionando sus rodillas y dando pasos a los costados buscando su mejor perfil para evitar la metralla ajena.

Y cuando no puede evitar que lo castiguen, sabe «acompañar» el impacto de su oponente sin quedarse tieso para que el efecto sea menor.

MÁS COMPLETO

En definitiva, es un boxeador más completo que, gracias a haber recalado en el gimnasio de su actual DT, Luis Alegre, encontró, primero, la tranquilidad personal y luego un enfoque boxístico para empezar a imponer sus condiciones arriba de los cuadriláteros.

Así dejó atrás su peregrinaje por «medio país», con distintas técnicas de entrenamiento,

-FOTO: HUGO RAMOS-

cambio de escenarios y de entrenadores que, de una u otra manera, conspiraban contra sus naturales y adquiridas condiciones. Enhorabuena.

Con 28 años, y una expectante posición en el ranking mundial, y dejando de lado escabrosos temas contractuales que deberá resolver próximamente, Heiland se anima a sonreírle a un futuro que, por fin, le hace un guiño cómplice.